La mayoría de estos medios se ha refugiado en Internet y sus responsables coinciden en señalar que han sido víctimas de la misma crisis -la económica y la del periódico de papel como soporte tradicional para la difusión de información- que se ha llevado por delante a centenares de cabeceras en todo el mundo. La caída generalizada de las ventas, en medios que ya contaban con tiradas modestas, y el escaso número de suscriptores ha descontrolado a las empresas, que también sufren los recortes en publicidad y la competencia de la información gratuita en la red. Pero para muchos estos motivos no son los únicos. Caetano Díaz, director de Galicia Hoxe, introdujo en su artículo de despedida una fuerte crítica al Gobierno autónomo por la falta de ayudas, según él, la única garantía para mantener la "pluralidad informativa".
La Secretaría Xeral de Medios de la Xunta dispone de una línea específica de ayudas, regulada por una convocatoria anual, para los medios escritos íntegramente en gallego e incluso asegura que este año la ha aumentado un 40%. Pero, como ocurre con el conjunto de las empresas de comunicación, la mayor parte de sus ingresos procedentes de la Administración llega por otra vías menos reguladas, desde el reparto de la publicidad institucional a los convenios de colaboración que suscriben discrecionalmente las consellerías. Y en ese punto, el cambio del bipartito al PP y las restricciones presupuestarias han mermado los ingresos.
Lois Rodríguez, expresidente de la Asociación de Medios en Galego, defiende que la prensa en la lengua propia de Galicia es un "sector estratégico" que debe contar con un trato preferente de la Administración. "Al igual que se fomenta la lectura, se debería hacer lo mismo con el consumo de estos medios", opina. Alfonso Eiré, director de A Nosa Terra digital, propone un modelo como el de Madrid, donde las ayudas "son inversas a la tirada". Aunque no valore el papel de las subvenciones "porque nunca las tuvimos", afirma, María Val, directora de Xornal de Galicia, critica los criterios para la adjudicación de publicidad institucional o de los convenios, con cuantías mucho mayores que las ayudas directas y sin ningún control. Para que haya mayor transparencia en el reparto, Luís Álvarez Pousa, director de Tempos Novos, apuesta por ayudas indirectas controladas por el Parlamento.
Si bien el dinero público ha menguado y muchos vinculan ese recorte al desinterés de la Xunta por el gallego, lo cierto es que la respuesta del público tampoco ha contribuido a su supervivencia. Álvarez Pousa lamenta que las mismas "50.000 personas que van a una manifestación en contra de un decreto agresivo con el gallego" no sean capaces de mantener un medio en esta lengua, y considera fundamental el apoyo ciudadano para que el periodismo sea "independiente". El ejemplo del gratuito De luns a venres parece desmentir la idea difundida desde algunos sectores de que no hay público para prensa en gallego. Su director, Alfonso Riveiro, destaca que han logrado aumentar la tirada a 40.000 ejemplares y sobrevivien gracias a la publicidad y al respaldo de un grupo "fuerte", la editora de El Progreso. Pese a que la situación actual no sea propicia "y no pueda cantar victoria", Riveiro aguarda seguir avanzando en el futuro.
No todo son mensajes catastrofistas. Una vez que el proyecto en papel ha resultado inviable, varios de los consultados coinciden en que Internet es la vía. María Val asegura que Xornal ha preferido invertir en una web "más potente" los gastos de impresión y distribución que ocasionaría seguir publicando en papel. La periodista no omite la dificultad de encontrar el modelo de negocio. Álvarez Pousa confía en doblar el número de suscriptores a su revista y Eiré espera que A Nosa Terra vuelva a los quioscos. Por si fuera poco, hay quien está dispuesto a repetir la hazaña de Vieiros y en Internet se fragua el proyecto Sermos Galiza para crear un semanario.
Fonte: EL PAÍS
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